Tao-Te-Ching 3
No ensalzando a las personas de talento, harás que la gente abandone la rivalidad y la discordia. / No valorando bienes difíciles de conseguir, harás que la gente deje de robar y atracar. / No exhibiendo lo que todos codician, harás que los corazones de la gente permanezcan serenos.
Por eso, la manera de gobernar del Sabio empieza por:
vaciar el corazón de deseos,
llenar los estómagos de alimento,
debilitar
las ambiciones
y fortalecer los huesos.
De este modo, hará que la gente permanezca sin conocimientos ni deseos, y cuida de que los que saben no actúen.
Practica el No-Hacer, y todo será armonioso.
[Traducción de John C. Wu, Lao Tse, Tao te King, Madrid, Edaf, 1993]
En este poema, el maestro Lao predica el retorno a la vía natural y armoniosa.
«No ensalzar los talentos para que el pueblo no compita». El sistema de competencia es contrario al Tao, y lo que es contrario al Tao está divorciado de la naturaleza y la salud. La actual sociedad occidental está basada en el dogma de “ganar-perder” (para que unos ganen otros necesariamente han de perder: yo gano-tú pierdes). El Tao se levanta sobre la filosofía de “ganar-ganar” (todos ganamos al trabajar en armonía: yo gano-tú ganas). ¿Alguno recuerda los sufridos semblantes de la gente cuyo equipo fue derrotado en el mundial de fútbol reciente? Cuando los niños pequeños juegan al balompié, ninguno pierde y todos ganan en diversión. Pero los adultos imponen reglas de competencia y hacen que el juego se haga amargo para los perdedores.
«No estimar lo que es difícil de adquirir para que el pueblo no se haga ladrón. No mostrar lo codiciable para que su corazón no se ofusque». En nuestra sociedad de consumo, la industria publicitaria nos bombardea con toda clase de anuncios. Los expertos del marketing saben como crear necesidades artificiales en la gente. Seguro muchos recuerdan aquellas marcas de zapatos deportivos que se anunciaban en agresivas campañas publicitarias, causando furor en ciertos sectores de la juventud: hasta el punto que algunos jóvenes mataban a otros para robarle sus zapatos de marca.
«El sabio gobierna de modo que vacía el corazón, llena el vientre, debilita la ambición, y fortalece los huesos». Un sistema de gobierno que esté en armonía con el Tao, con lo natural, es aquel que desincentiva en la población el deseo por cosas vanas, consigue satisfacer las necesidades básicas del ser humano (alimento, vivienda, seguridad, etc.), desalienta el individualismo competitivo y procura el fortalecimiento de la salud del pueblo.
«Así evita que el pueblo tenga saber ni deseos, para que los más astutos no busquen su triunfo». Este “saber” o “conocimiento” que desaconseja el maestro Lao en el pueblo, en mi opinión, debe ser algo equiparable con la mentalidad consumista, individualista y competitiva que estimula la publicidad de falsas necesidades. En este caso “conocer” es dejarse acondicionar o alienar por apetencias que sólo confunden y crean frustración.
Un ejemplo hipotético que se me ocurre: Juan y Pedro son primos. Ellos nacieron en el campo. Juan se vino a la ciudad y Pedro se quedó llevando una vida de arriero. Juan “conoció” el sistema de necesidades de la capital, y sufre cuando no puede adquirir ciertos bienes de lujo (un carro último modelo, ropa de marca, mujeres muy codiciables…). En cambio su primo Pedro es muy feliz llevando la vida sencilla del campesino. Pregunto: ¿Quién de ellos está más cerca del Tao?
Algún cómico dijo en alguna ocasión: «Si tienes mucho dinero, eres feliz. Si tienes una mujer requetebuenísima, eres feliz. Quien no tiene ni lo uno ni lo otro, puede dormir tranquilo». Entonces, estamos hablando de una felicidad que no es tal.
El pobre que guarda mucha codicia en su corazón, no es feliz porque no tiene lo que quiere. El rico codicioso tampoco es feliz porque vive angustiado por conseguir más y, a la vez, en tratar de conservar lo que ya consiguió.
Hace dos mil años, un rabino “zen y taoísta” en tierras palestinas predicaba con estas palabras: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino, más bien, haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan: Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón» (Mateo 6: 19-21).
En esa misma línea nos aconseja el maestro Lao: «¡Ve lo Simple y abraza lo Primordial!¡Disminuye el yo y modera los deseos!» (Tao Te Ching: 19)
«Quien practica el no-obrar todo lo gobierna», esto no es otra cosa que si se gobierna con el Tao, aplicando el wu-wei, toda la sociedad retornará a la vía natural y será feliz. Eso es la política del Tao.
Enlaces que recomiendo:
• Tao Te King (III, IV) por Juanba (Perdido en Maya):
• No piense y hágase rico de Carlos Luis Blanco (Revelado y Rebelado)
Etiquetas: Tao Te Ching
2 Comentarios:
Qué bueno que por ahí hay gente que hablemos el mismo lenguaje.
Saludos, hermano y camarada. Me alegra mucho tu visita. Siempre serás bienvenido.
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