miércoles, junio 28, 2006

La caverna de Platón

Platón, en el libro VII de su obra La República, planteó una interesante alegoría sobre la relación del ser humano con la realidad sensorial (una especie de realidad “virtual”), y la posibilidad de trascenderla y alcanzar la realidad inteligible.

Imaginando un diálogo entre el legendario Sócrates (su maestro) y Glaucón, Platón desarrolla el mito de la caverna.

Una cueva imaginaria, a modo de un calabozo subterráneo, donde unos hombres han sido confinados desde su temprana infancia, con las piernas y el cuello atados de tal manera que sólo pueden mirar hacia un muro de roca. Detrás de ellos, en una parte superior, arde un fuego; y entre este fuego y los encadenados hay una especie de tabique que oculta a los dueños de la caverna, quienes manipulan figuras de madera que representan formas de hombres y animales, y que al ser puestas delante de la luz de la llama proyectan sombras sobre el muro que está delante de los condenados.

Los prisioneros, en su ignorancia, toman las sombras proyectadas por las figuras –y los ecos de las voces de quienes que manipulan estás figuras– por reales.

La caverna representa el mundo de la matriz (Matrix), la realidad sensorial, virtual, ilusoria (Maya para los hindúes y budistas, Dunia para los musulmanes). Las sombras son las apariencias que engañan a los cautivos, y éstos, a su vez, personifican a la gente sometida a la ilusión ontológica (en nuestros días podríamos hablar también de la ilusión "mediática").

Los dueños de la caverna, los engañadores de oficio, podríamos asociarlos con el antiguo Demiurgo de los gnósticos y los actuales dueños de los mass-media –los cuales, obedeciendo a sus intereses, manipulan a las masas por medio del engaño mediático y de los vicios (Simón Bolívar afirmó una vez que «por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición»).

Prosiguiendo el diálogo imaginado por Platón, su personaje “Sócrates” especula sobre lo que pasaría si uno de los hombres encerrados llegara a desencadenarse y se liberara de la oscuridad de la cueva, ascendiendo hasta el mundo exterior, donde ha de presenciar el mundo “real” iluminado directamente por el sol. Irá contemplando este nivel de realidad de forma gradual, ya que sus ojos han de acostumbrarse poco a poco a la luz solar.

Este hombre liberado representa a la persona que despierta y se desprende de la ignorancia de la falsa realidad (la realidad “virtual”, ilusoria, y también podríamos hablar en nuestros días de la “mediática” que imponen los falsimedias) y se va adaptando a una nueva forma de percibir al mundo.

Pero, como muchas veces pasa, si ese hombre liberado y despierto, que ha visto la verdad, decide descender de nuevo hasta sus antiguos compañeros, que se mantienen cautivos en la ignorancia, con la intención de rescatarlos, éstos podrían apresarlo y hasta matarlo. Tal ha sido la suerte de muchos libertadores que han buscado emancipar a la humanidad.

A continuación copio un extracto del séptimo libro de La República de Platón, donde aparece el mito de la cueva:

- Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

-Ya lo veo-dijo.

-Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.

-¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!

-Iguales que nosotros -dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

-¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

-¿Qué otra cosa van a ver?

-Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

-Forzosamente.

-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

-No, ¡por Zeus! -dijo.

-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.

-Es enteramente forzoso -dijo.

-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?

-Mucho más -dijo.

-Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra?

-Así es -dijo.

-Y si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.

-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.

-¿Cómo no?

-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.

-Necesariamente -dijo.

-Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.

-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.

-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

-Efectivamente.

-Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

-Ahora fíjate en esto- dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?

-Ciertamente -dijo.

-Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.

-Claro que sí-dijo.

-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

[Versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)]
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martes, junio 27, 2006

¿Es Matrix un sueño?

«¿Alguna vez has tenido un sueño, Neo, que hayas creído que era real? ¿Qué pasaría si no pudieses despertar de ese sueño? ¿Cómo podrías discernir la diferencia entre el mundo de los sueños y el mundo real?»

Morfeo, en la película The Matrix, 1999.




«Hubo una vez que yo, Chuang-tzu, soñé que era una mariposa, revoloteando de aquí para allá, en realidad era una mariposa... repentinamente desperté.

«Ahora, no sé si entonces era un hombre soñando que era una mariposa, o si ahora soy una mariposa soñando que soy un hombre»


Chuang-tzu, filósofo chino del siglo IV antes de nuestra era.




«El mundo es como un sueño, pero tú, el durmiente, crees que es real. Hasta que de pronto la muerte te despierta y te liberas de la noche de las opiniones y la falsedad. Te echarás a reír ante el sufrimiento de tu existencia terrenal cuando veas tu permanente morada. Al despertar, tomarás conciencia de todo cuanto hiciste mientras dormías en esta mundanal existencia. No pienses que tus acciones se considerarán sólo malas acciones cometidas mientras dormías, sin ninguna consecuencia para tí. Pero en la hora del despertar tus lágrimas de dolor y tus lamentos ¡se transformarán en dicha!»

Yalal al-Din Rumi (1207-1273), Masnavi IV: 3654-3661.




«Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez. […] ¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la noche, que estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo.»

René Descartes (1596-1650), Meditaciones Metafísicas.




«Sueña el rey que es rey, y vive / con este engaño mandando, / disponiendo y gobernando; / y este aplauso, que recibe / prestado, en el viento escribe, / y en cenizas le convierte / la muerte, ¡desdicha fuerte! / ¿Que hay quien intente reinar, / viendo que ha de despertar / en el sueño de la muerte?
«Sueña el rico en su riqueza, / que más cuidados le ofrece; / sueña el pobre que padece / su miseria y su pobreza; / sueña el que a medrar empieza, / sueña el que afana y pretende, / sueña el que agravia y ofende, / y en el mundo, en conclusión, / todos sueñan lo que son, / aunque ninguno lo entiende.
«Yo sueño que estoy aquí / destas prisiones cargado, / y soñé que en otro estado / más lisonjero me vi. / ¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño: / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son.»


Calderón de la Barca (1600 - 1681), La vida es sueño.
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sábado, junio 24, 2006

¿Es Matrix una prisión?

Morfeo — ¿Quieres saber qué es? La matrix está en todas partes. Nos rodea por completo, incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla cuando te asomas por la ventana o cuando enciendes la televisión. Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para cegarte ante la verdad.

Neo — ¿Cuál verdad?

Morfeo — Que eres un esclavo, Neo. Como los demás, naciste bajo esclavitud. Naciste en una prisión que no puedes oler, saborear o tocar. Una prisión… para tu mente.»

(Fragmento de un diálogo de la película The Matrix, 1999)

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Muchos místicos a través de los tiempos, han comparado a este mundo (la matrix) con una especie de prisión donde estamos cautivos. Por ejemplo, en el medioevo europeo, los cátaros creían que los seres humanos somos de naturaleza angelical y que el mundo material fue creado por un malvado demiurgo con la finalidad de apresarnos bajo la ilusión y hacernos olvidar nuestro origen espiritual. También es frecuente encontrar en la tradición del sufismo —la esencia mística del Islam— la metáfora del mundo ilusorio y sensorial como una cárcel o un velo que nos oculta la Realidad. «El mundo es una prisión y nosotros somos los prisioneros: ¡haz un boquete en el muro de la prisión y sal de ella!», escribió el poeta persa Yalal al-Din Rumi (1207-1273) en su libro Masnavi.

He aquí dos cuentos sufíes para reflexionar sobre la naturaleza carcelaria de Matrix, y la manera como algunos han logrado escapar y han dejado señales y pistas para que otros también escapen.

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Cuento 1:

La Prisión

Imagínate a un hombre que tiene que rescatar a gente de cierta prisión. Se ha decidido que sólo hay un modo plausible de llevar esto a cabo.

El libertador tiene que entrar en la prisión sin atraer la atención. Debe permanecer allí relativamente libre para actuar durante cierto período. La solución escogida es que entrará como convicto.

Por consiguiente, hace los preparativos, oportunos para que le capturen y le sentencien. Como otros que han caído víctimas de este sistema, se le envía a la prisión que es su meta.

Cuando llega, sabe que se le ha despojado de cualquier posible dispositivo que le pudiese haber ayudado en una escapada. Todo lo que posee es su plan, su ingenio, su habilidad y su conocimiento. Por lo demás, tiene que arreglárselas con equipo improvisado, adquirido en la propia prisión.

El mayor problema es que los prisioneros sufren de psicosis carcelaria. Esto les hace pensar que su prisión es el mundo entero. Otra característica es el olvido de partes esenciales de su pasado. Por consiguiente, casi no poseen memoria alguna de la existencia, perfil y detalle del mundo exterior.

La historia de los compañeros de prisión de este hombre es una historia carcelaria. Sus vidas son vidas carcelarias. Piensan y actúan en base a ello.

Por ejemplo, en vez de acumular pan como provisión para la huida, lo moldean y hacen dominós con los cuales juegan. Saben que alguno de estos juegos son diversiones, pero otros los consideran reales. A las ratas, que podían entrenar como medio de comunicación con el exterior, las tratan como animales domésticos. Beben el líquido de limpieza que contiene alcohol, el cual les produce alucinaciones placenteras. Considerarían una triste pérdida, incluso un crimen, si alguien lo usase para drogar y dejar inconscientes a los guardianes, haciendo posible la huida.

El problema se agrava, ya que los desdichados han olvidado el significado de algunas de las palabras normales que hemos estado usando. Si les pides una definición para palabras tales como "provisiones", "viaje", "huida", obtendrías una lista de significaciones como "rancho carcelario", "caminar de un bloque de celdas a otro", y "evitar el castigo por parte de los guardianes".

"El mundo exterior" sonaría a sus oídos como una extraña contradicción: "Ya que éste es el mundo, este lugar donde vivimos -dirían-, ¿cómo puede haber otro fuera?".

El hombre que está trabajando en el plan de rescate, al principio, sólo puede actuar mediante analogía.

Hay pocos prisioneros que acepten sus analogías, ya que a ellos les parecen locos balbuceos. Cuando dice "necesitamos provisiones para nuestro viaje de huida al mundo exterior", por supuesto, a ellos les suena como el absurdo siguiente: "Necesitamos provisiones -alimentos para usar en la prisión- para nuestro viaje -trasladarnos de un bloque de celdas a otro- de huida -evitar el castigo de los guardianes- al mundo exterior -a la prisión exterior..."

Algunos de los prisioneros de mente más seria puede que digan que quieren entender el significado de sus palabras, pero ya han olvidado el lenguaje del mundo exterior.
Cuando este hombre muere, algunos de los prisioneros hacen de sus palabras y actos un culto carcelario. Lo utilizan para consolarse a sí mismos y para encontrar argumentos contra el siguiente libertador que se las ingenie para llegar hasta ellos.

Sin embargo, una minoría, de vez en cuando, escapa.

[Cuento de la tradición sufí, publicado en la recopilación de Idries Shah, "Caravana de sueños", en Editorial Kairós.]

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Cuento 2:

La historia del cerrajero

Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda. Cuando llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo, se presentó al rey y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra a su marido para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día. El rey consideró justa esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración. El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía fielmente sus postraciones sobre ella.

Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo había conseguido, él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices. Un buen día vio que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero. Cuando se dio cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la información que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias. Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros. También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.

Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan: ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave.

Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche, donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera escapar. Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos y todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron.

[Cuento tradicional sufí recopilado por Idries Shah. También incluido en el excelente libro de Don Richard Riso y Russ Hudson, titulado "La Sabiduría del Eneagrama" Edit. Urano.]

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miércoles, junio 21, 2006

Primer posteo para esta bitácora…


Hoy es un día especial para el planeta: en el hemisferio norte celebran el solsticio de verano y en el sur el de invierno. Excelente día para iniciar esta bitácora...

Vamos con el nombre de este blog: “Bitácora de un matrixnauta”. ¿Qué es un “matrixnauta”? Esa extraña palabra se me ocurrió hoy. Matrix se debe a la famosísima película de ciencia ficción que dirigieron los hermanos Wachowsky y fue estrenada en 1999. "Matrix", en el filme, era el nombre de un programa de simulación de realidad virtual que mantenía bajo hipnotismo a millones de personas. Excelente metáfora sobre el mundo ilusorio donde nos movemos.

Matrix es el equivalente de la Maya del misticismo hindú, o del Dunya del misticismo islámico, que simbolizan el velo que nos separa de la Realidad. En el campo científico, investigadores de la más íntima estructura de la materia como David Bohm, físico cuántico de la Universidad de Londres, o Karl Pribram, neurofisiólogo de Stanford, han llegado a la conclusión de que «nuestros cerebros construyen matemáticamente la realidad interpretando frecuencias que vienen de otra dimensión, dominio de realidad significante, primariamente arquetípica, que transciende el tiempo y el espacio. El cerebro es un holograma interpretando un universo holográfico». Esa es la teoría de la “matriz holográfica”. Recordemos aquella frase de Morfeo en la película: «¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.»

Ahora, como siempre me ha gustado la idea de ser un “viajero” o un “navegante” que cruza este mundo ilusorio de la Matrix, decidí inventar el término “Matrixnauta” que viene a significar “viajero o navegante de la Matrix”. Tú y yo, y todos los que nos rodean, todos los que nos antecedieron y todos los que nos habrán de suceder después que partamos de este mundo virtual: todos somos matrixnautas. Algunos ya han despertado de la ilusión, y nos dejaron pistas y señales para seguirlos hacia la liberación…

Sobre esas pistas y señales comentaré en esta bitácora, y espero ir conociendo a otros matrixnautas en el camino, para que juntos podamos seguir al “conejo blanco”…
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