miércoles, julio 19, 2006

Tao-Te-Ching 1



Del Tao se puede hablar, pero no del Tao eterno. / Pueden nombrarse los nombres, pero no el Nombre eterno. / Como origen de cielo-y-tierra, no tiene nombre, pero como "la Madre" de todas las cosas, se le puede nombrar. / Así pues, oculto desde siempre, hemos de contemplar su esencia interna. / Pero manifestándose continuamente, hemos de contemplar sus aspectos externos. / Los dos fluyen de la misma fuente, aunque tengan nombres diferentes; y a ambos se les llama misterios. / El Misterio de los misterios de la Puerta de toda esencia.

[Traducción de John C. Wu, Lao Tse, Tao te King, Madrid, Edaf, 1993]

El Tao es como un dragón escurridizo que cuanto más trato de atraparlo, más rápido se escapa.

Si quiero apresarlo en una palabra, en un concepto, en algo que me permita manejarlo y cabalgarlo, más veloz vuela y se pierde, porque «el Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao. El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.»

No puedo definirlo, someterlo, encerrarlo en una palabra o concepto. El Tao es infinito, ilimitado, inconmensurable; por eso no se puede encerrar en una palabra o concepto limitados.

Tratar de atrapar el Tao en la mente humana es como aquella historia que se cuenta sobre un santo católico que, mientras un día caminaba por la playa, iba pensando en el misterio de la Santísima Trinidad. Trataba de comprenderlo, de desentrañar el misterio con su mente analítica.

En medio de esas cavilaciones, encontró a un niñito que había excavado un pequeño hoyo en la arena y trataba de llenarlo con el agua del mar. El niñito corría hacia el mar y recogía un poquito de agua en una concha marina, y regresaba corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto siempre. Aquello llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al niño sobre lo que hacía:

--Trato de meter toda el agua del mar en este hoyo –le respondió el niñito al santo.
--Pero eso es absurdo, pequeño –replicó el santo--, ¿cómo piensas meter todo el agua del mar que es inmenso en un hoyo tan pequeño?
--Al igual que tú, que pretendes comprender el misterio de Dios, que es infinito, con tu mente finita…

Y en ese instante, el niñito desapareció.

Así mismo es el intelecto: un hoyito finito que no puede contener al mar infinito del Tao.

Este misterioso Tao, nos dice el maestro Lao, no tiene nombre ("sin-nombre"=wu ming) cuando es el “origen del Cielo y la Tierra”, es decir, cuando hablamos del principio del universo. En ese momento es el “No-Ser”, la “Nada Primordial” de donde surgirá todo. Es el Ser-en-Sí-mismo, todavía no manifestado.

Y dice que cuando el Tao es “Madre de los diez mil seres”, se le puede nombrar ("con-nombre"= you ming). Es el Ser que se manifiesta, y es inmanente en los seres que de Él dimanan. En el texto del Tao, cuando se habla de “diez mil seres” o “diez mil cosas” se refiere a todo lo creado. El No-Ser y el Ser se alternan en un ciclo infinito (algo así como los “días” y las “noches” de Brahma, o el “Big Bang” de los astrónomos).

Pero ambos estadios son el mismo Tao.

¿Cómo atrapar a este dragón que sobrevuela las nubes? El maestro Lao parece decir que desde el “no-ser” comprendemos su esencia y desde el ser, sólo vemos su apariencia. ¿Será que para conocerlo tengo que llegar al “no-ser”? Es decir, trascender la ilusión del ego (que me hace creer que soy un ente separado del Todo) para contemplar su esencia; porque, desde el “ser” sólo captamos su apariencia (maya hindú o la matrix).

El No-Ser (wu) y el Ser (you) tienen el mismo origen, aunque se les ponga distintos nombres. Ambos son el mismo Tao.

La permanente ausencia de deseos (wu wu), permite contemplar su esencia escondida; es decir, aquel que ha alcanzado la santidad en el sentido taoísta. Pero, en cambio, la constante presencia del deseo (you wu), lleva a contemplar sus manifestaciones; o sea, el que es prisionero de la matrix.

Esto me lleva a pensar que lo que diferencia al no-ser del ser, es el nivel de percepción que nos permite nuestra conciencia. Ambos niveles son misteriosos, y son una misma realidad.

«El Misterio de los misterios de la Puerta de toda esencia»… creo que resolver este acertijo es encontrar la llave para escapar de la matrix y alcanzar el “wu ming”, es decir el estado de lo Innominable al cual se llega trascendiendo la propia mente.

Etiquetas:

1 Comentarios:

Blogger juanba dijo:

Creo que el Ser-No Ser son las dos caras de una misma moneda, así como en el hinduísmo se habla de lo Manifestado-No Manifestado.

Creo que son dos enfoques distintos de ver una misma realidad, per que termina siendo Una realidad (la misma) pero vista a través de distintos "lentes".

Tadeo, muy buena tu aproximación para tratar de aprehender algo tan escurridizo.

Salutes

10:30 a. m.  

Publicar un comentario

<< INICIO