viernes, julio 28, 2006

Tao-Te-Ching 5



Cielo-y-Tierra no tiene sentimientos; trata todas las cosas como perros de paja.
El Sabio no tiene
sentimientos; trata a toda su gente como perros de paja.
Entre el Cielo y la Tierra parece haber un Fuelle: está vacío, pero es inagotable; cuanto más trabaja, más sale de él:
Más vale buscarlo en tu interior.


[Traducción de John C. Wu, Lao Tse, Tao te King, Madrid, Edaf, 1993]

«El Cielo-y-Tierra (el universo) no tiene sentimientos; todas las cosas son para él como perros de paja. El sabio no tiene sentimientos; la gente es para él como perros de paja».

Los perros de paja se usaban en la antigua China como elementos ceremoniales en rituales religiosos. Una vez que se ofrendaban al Cielo eran tirados en el fuego.

Hay verdades que nos parecen duras y nos negamos a aceptarlas. Una de ellas es que el universo carece de sentimentalismos. Se rige por leyes inexorables. Si vas contra esas leyes habrás de sufrir las consecuencias. Así de sencillo.

La naturaleza es sabia y arregla todo en base a una mecánica que está más allá de nuestra comprensión. Ella, la naturaleza, está "más allá del bien y del mal". Está desnuda de todo relativismo moral humano. El sabio entiende esto y lo acepta.

Cuando vemos que un águila caza a un indefenso conejito, nos parece terrible. ¿Qué pasaría si alguien “muy sentimental” tuviera el poder de lograr que las águilas no cazaran más conejos? ¿Te imaginas el desastre que se desprendería de ese acto de sentimentalismo?

Muchas águilas no tendrían para alimentar a sus aguiluchos, y terminaría mermando considerablemente su especie en ciertas zonas. Los conejos se multiplicarían desmesuradamente en algunos lugares, y comerían más plantas. Podrían agotar la vegetación de zonas enteras, acabando con otras formas de vida que se quedarían sin alimentos… y a la final, los mismos conejos de esas áreas terminarían extinguiéndose, al fallar el equilibrio ecológico. ¿Lo ven? En este caso el sentimentalismo resultaría muy destructivo.

Por eso el sabio taoísta se sintoniza con el universo y mantiene limpia su mente de sentimentalismos. Él está “más allá del bien y del mal” relativos.

En el Bhagavad Gita, Krisna le reprocha a Aryuna su debilidad sentimentalista:

«Te afliges por quienes no lo merecen, y tus palabras no son palabras de sabiduría. Un sabio no siente lástima por los que viven, ni tampoco por los que mueren. La vida y la muerte no son diferentes» (Bhagavad Gita 2:11).

Sin embargo, Krishna le pidió a Aryuna que combatiera en Kurukshetra para imponer la justicia. Tenía que cumplir su dharma (deber o misión), que consistía en defender la causa de Dios. Pero debía participar en la batalla con un alma limpia, sin odios ni sentimentalismos que entorpecieran su acción.

Un revolucionario también tiene un dharma: luchar por la justicia social. Debe combatir como Aryuna: actuar sin odio ni sentimentalismos, para ser más efectivo en el combate. Eso es sintonizarse con el Tao.

A los occidentales nos parece paradójica la idea de combatir en una batalla conservando la paz interior --aunque, en la historia de la filosofía occidental, tenemos el caso de la escuela estoica que exhortaba a vivir de acuerdo con la naturaleza (physis), manteniendo la ecuanimidad mientras realizamos nuestro deber--. En oriente siempre se ha considerado como una cualidad natural del buen guerrero.

«El espacio entre cielo y tierra, es semejante a un fuelle: Vacío y no se agota; cuanto más se mueve, más sale de él». El Tao es vacío y produce todo lo que existe.

Toda la materia se reduce a átomos, los cuales a su vez están constituidos por partículas subatómicas (protones, neutrones, electrones, etc.). Estas partículas son sumamente pequeñísimas, y entre las que componen el núcleo (protones y neutrones) y las que orbitan vertiginosamente alrededor (electrones) hay un espacio o vacío enorme en comparación con las mismas partículas.

Ahora, si consideramos que estas partículas ni siquiera son sólidas, sino que, más bien, son especies de “paquetes” de energía o vibraciones (para la física cuántica las partículas son ondas al mismo tiempo, y hasta hablan de “ondículas”). No hay solidez alguna. Sólo hay un vacío que vibra, y esas vibraciones forman el mundo. O dicho con palabras del maestro Lao: entre el Cielo (+) y la Tierra (-) sólo hay vacío que nunca se agota, y en su movimiento (vibraciones), a semejanza del aire dentro de un fuelle o de una flauta, crea las “diez mil cosas” (el mundo). Entre más vibra, más produce: Como el mar que, cuando se agita, “crea” olas…

«Quien más habla, menos le comprende. Es mejor buscarlo en el vacío interior». Entre más se trate de explicar el Tao, menos se capta. Para percibirlo hay que estar en la “no-mente”, sintonizados con el vacío. El Tao es un dragón escurridizo…

Enlaces que recomiendo:

Tao Te King (V, VI): Excelente interpretación que hace el amigo Juanba de estos capítulos del Tao Te Ching.

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2 Comentarios:

Blogger juanba dijo:

Muy buenas estas interpretaciones Tadeo, coincido en todas.

Salutes

12:09 p. m.  

Blogger Tadeo Kosma M. dijo:

Gracias, Juanba. Este método que se te ocurrió de entrarle al Tao Te Ching capítulo por capítulo, me permite encontrar y descubrir conceptos de filosofía oriental que antes ni siquiera sospechaba. Es como viajar en una jungla misteriosa, o entrar a explorar un templo perdido (un poco al estilo de Indiana Jones). Es un viaje transformador.

12:28 a. m.  

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